El pasado 2 de enero de 2019 el agente de la policía estatal Gabriel Hernández Jiménez fue el protagonista de una situación de secuestro y rehenes en una Cooperativa en Guaynabo, PR. A este agente el Juez Elmer Rodríguez del Tribunal de Primera Instancia de Bayamón, no halló causa para su arresto y se rumora el pronto reingreso del policía a sus labores. Se ha diseminado en los medios de información que el agente cometió los hechos para llevar un mensaje sobre la situación actual que viven los policías de nuestro país y que la Policía de Puerto Rico no ha querido divulgar dicho “mensaje”. Pues aquí les presento el mensaje que yo recibí y una pequeña respuesta.
Mensaje Oculto: “!Auxilio, ayúdenme, estoy en crisis y no sé cómo superarla!”
Respuesta: Que bueno que este agente decidió llevar el mensaje sobre la situación precaria que él entiende que vive la policía. Que pena que haya recurrido a esas acciones para comunicarlo. Que suerte que no optó por llevar el mensaje privando de la vida a otras personas o a sí mismo, como ha sido el caso de los 5 suicidios que llevamos en apenas cuatro días del nuevo año.
Como psicólogo industrial organizacional he tenido el privilegio de trabajar e intervenir con agentes de la policía. En cada encuentro observo la falta de recursos, herramientas y competencias para ejercer un trabajo tan retante como ese. Observo agentes desgastados física y emocionalmente, en un ambiente interno y externo de trabajo difícil. Estos agentes constantemente buscan una salida a los diferentes problemas que le aquejan profesional y personalmente. En resumen, a pesar de que el secretario del Departamento de Seguridad Pública, Héctor Pesquera dice que esto es solo un incidente aislado, observo una crisis de salud mental de nuestra uniformada.
Se ha hablado muy poco de esta crisis, inclusive, solo hallé un medio de información que habló sobre el estado emocional del agente Hernández durante los hechos y sobre cómo se le refirió a una institución de salud mental para ser evaluado. Bajo cuestionamientos, el Sr. Pesquera comunicó a un medio de información que la Policía cuenta con servicios de psicólogos y capellanes para atender a los agentes. Pues sepa que los mismos agentes en crisis con los cuales he intervenido, me dicen que no les gusta utilizar esos servicios porque según ellos se les viola la confidencialidad y lo primero que hacen al solicitar la ayuda es desarmarlos y encerrarlos en una oficina. Estos procesos pueden resultar contraproducentes para la salud de estos agentes que buscan mejorar su situación.
En fin, no es un mensaje oculto el que nuestra policía necesita recursos de ayuda. Más allá del tema de la paga o materiales, es hora de intervenir con herramientas que mejoren el ambiente de trabajo y por consiguiente la salud de nuestros policías. Algunas sugerencias pueden ser trabajar en la policía: los procesos de evaluación y selección de cadetes, el manejo de estrés, primeros auxilios de salud mental, trabajo en equipo, manejo de emociones o inteligencia emocional, creación de ambientes de trabajo psicológicamente saludables, manejo de cambios, comunicación efectiva, creación de redes de apoyo, manejo de personas en crisis de salud mental, conciliación vida-trabajo, entre otros. Habemos los profesionales indicados para esto, pero como muchos procesos de la psicología, antes de resolver un problema el primer paso es reconocerlo.